Recién, le avisé a una amiga rusófila que yo había empezado a estudiar el ruso de nuevo. Después de muchos años de haberlo dejado. Fue una decisión rara para mí, esa de decidir volver a un idioma que había dejado hace mucho por muchas razones muy complicadas. Pero bueno, volví y como parte de ese proceso de re-aprendizaje, busqué a esa amiga para que me aconsejara sobre la posibilidad de emprender un viaje a un lugar de habla rusa algún día de éstos. Y bueno en la conversación, mencionó a Masha Gessen. Dijo el nombre rápidamente y mencionó que recién se había tenido que exiliar a los Yunaites.

Después de la conversación, apunté el nombre y me puse a ver videos de ella, para tratar de entender su postura y su persona. También saqué uno de sus libros de la biblioteca: "The Man Without a Face", un libro sobre Vladimir Vladimirovich Putin, un libro espeluznante y triste que cuenta la historia de la toma de poder de Putin, la larga lista de delitos que tuvo que cometer para llegar a su dictadura actual, la larga lista de leyes que tuvo que cambiar para acabar con los experimentos democráticos de los 90, la larga lista de personas que tuvo que matar o encarcelar para seguir en el poder. La historia es triste y más aún si pensamos en la situación actual, tres años después de que Gessen terminara el libro en 2011 con algunas reflexiones sobre el movimiento popular en Moscú en ese año. Ella intentó terminar el libro con esperanzas por un futuro mejor, esperanzas por un movimiento emergente de cuidadanos en contra del régimen. Pero leyendo el libro en 2014 sabemos muy bien que no pudieron lograr muchos cambios y, al contrario, la cosa se ha puesto hasta peor.

¿Y Gessen? En el exilio con su pareja y sus dos hijos.



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